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“Me voy a morir, mamá”
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“Me voy a morir, mamá”

viernes 14 de septiembre de 2018, 14:06h

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No es de extrañar que este caso haya sido calificado de “milagro” por los propios médicos del niño de 10 años, Xavier Cunningham. El pequeño se clavó un pincho de cocina en la cara al caer desde su casa del árbol en Estados Unidos.

Un grupo de avispas fueron las culpables de que el menor saliera despavorido de su casa del árbol, desde donde se precipitó al suelo, con la mala suerte de que aterrizó con su cabeza sobre un pincho de metal que le perforó la cara, llegando incluso a la parte posterior de su cráneo.

Grabielle Miller, la madre del pequeño, explicó a los medios locales que “escuché gritos y bajé corriendo las escaleras, Sucesos, Kansas, Estados Unidos, Menoresad), egrama (Actualidad, Sociedad), casa del ha terminado por ser un crimen.él vino y se veía cómo el pincho sobresalía”. El propio Xavier le dijo a su madre camino del hospital “me estoy muriendo, mamá”.

El niño fue trasladado al Hospital Infantil Mercy en Kansas City, y poco después fue enviado al Hospital Universitario de Kansas, donde le atendió Koji Ebersole, director de neurocirugía endovascular, que aseguró haberse enterado del caso cuando Xavier llegó al Hospital Infantil: “El pincho sobresalía medio metro de su cara y se alojaba en los tejidos”.

Una operación de alto riesgo

“El pincho no había tocado los ojos, ni el cerebro y tampoco la médula”, aseguró el director de neurocirugía. A pesar de ello, señaló que “la principal preocupación eran los vasos sanguíneos del cuello”.

Tras la primera inspección realizada al menor cuando llegó al Hospital Universitario, el sábado por la tarde, los especialistas decidieron que lo mejor era esperar el domingo, reunir al personal necesario, y proceder a la retirada del pincho.

“Xavier tenía que estar tranquilo para quitarle el pincho, porque si se ponía ansioso o nervioso y comenzaba a moverse, podría moverlo y le causaría lesiones importantes que no había sufrido”. Pero el niño demostró ser “extraordinariamente resistente y valiente” y no le importó “esperar unas horas más”.

¿Un milagro?

Y mucha suerte, ya que el pincho no alcanzó los principales vasos sanguíneos. Y aunque parecía que la suerte estaba de su lado, retirar tal elemento iba a resultar peligroso.

Finalmente, el equipo médico consiguió retirar con éxito el pincho de la cabeza de Xavier, calificando la operación de “milagrosa”, ya que no ha afectado para nada al pequeño, y podría estar jugando como si nada en unos días. Eso sí, se lo pensará dos veces antes de volver a subir a su casa del árbol.

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