El Ministerio de Sanidad ha presentado la hoja de ruta "Trabajo y salud mental", un informe que analiza el impacto de las condiciones laborales en el bienestar psíquico de la población. Este documento propone estrategias para prevenir y atender trastornos mentales derivados del trabajo, reconociendo que un entorno laboral digno puede ser fuente de bienestar, mientras que la precariedad y la sobrecarga generan sufrimiento psíquico. Se plantea un modelo integral que considera factores estructurales y propone un sistema de vigilancia epidemiológica para visibilizar los trastornos mentales relacionados con el trabajo. Además, se establecen ejes de actuación clínica centrados en la evaluación de las condiciones laborales y se destaca la importancia de abordar las causas estructurales del sufrimiento psíquico, especialmente en colectivos vulnerables como mujeres y jóvenes.
El Ministerio de Sanidad ha dado a conocer su nueva hoja de ruta titulada «Trabajo y salud mental». Este informe técnico pone de manifiesto la influencia crucial del ámbito laboral en la salud mental de los trabajadores y propone una serie de estrategias para prevenir, detectar y atender los trastornos mentales que pueden surgir a raíz de las condiciones laborales.
El documento reconoce que el trabajo puede ser una fuente de bienestar y un elemento fundamental en la vida de las personas cuando se lleva a cabo en condiciones adecuadas. Sin embargo, también advierte que situaciones de precariedad, sobrecarga, inseguridad o violencia pueden convertirlo en un factor que propicia el sufrimiento psíquico y diversas patologías.
La finalidad principal del informe es establecer una base sólida para identificar el sufrimiento psíquico asociado a las condiciones laborales. A partir de este análisis inicial, se prevé el desarrollo de documentos técnicos adicionales, acciones formativas y mecanismos de coordinación en distintos niveles, con el objetivo de fomentar cambios en la manera de abordar estos problemas y evitar su aparición.
El informe presenta un modelo integral que busca reconocer los factores que afectan la salud mental en el entorno laboral. Se enfatiza una perspectiva centrada en la justicia social y el cuidado hacia la salud de los trabajadores, reconociendo al sistema sanitario como un agente activo en esta protección. Además, se incorpora una visión sobre los determinantes sociales que impactan la salud.
No solo se analizan las condiciones laborales que pueden causar daño psíquico, sino también la responsabilidad del sistema sanitario una vez que estos daños se manifiestan en consultas médicas. El texto destaca la necesidad de superar una visión individualizada del sufrimiento psíquico para enfocarse en sus causas estructurales.
Asimismo, se hace hincapié en los efectos negativos de la precariedad integral —que incluye inestabilidad laboral, inseguridad económica y falta de protección social—, afectando desproporcionadamente a mujeres, jóvenes, migrantes y sectores sociales más vulnerables.
El documento examina los principales riesgos psicosociales en el trabajo —como altas exigencias emocionales, falta de autonomía y acoso— y su conexión con problemas como ansiedad, depresión y trastornos del sueño. En el ámbito clínico, se establecen tres ejes fundamentales: evaluación sistemática de las condiciones laborales del paciente; valoración del posible origen laboral del malestar; y codificación en la historia clínica mediante códigos Z. Estos códigos son parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) utilizada por profesionales sanitarios para registrar factores que inciden en la salud.
Además, el informe alerta sobre el peligro potencial de causar daños al medicalizar el sufrimiento sin considerar sus causas laborales. Propone como estrategia la prescripción social para coordinar recursos comunitarios, sindicales o jurídicos cuando el tratamiento no debe ser exclusivamente clínico.
Un sistema de vigilancia para visibilizar el problema
La hoja de ruta sugiere implementar un sistema epidemiológico para vigilar los trastornos mentales posiblemente relacionados con el trabajo. Este sistema debería integrarse con los servicios públicos de salud, salud laboral y atención primaria para permitir una recolección y análisis sistemáticos que den visibilidad a la verdadera carga del problema.
Se subraya que esta vigilancia no es solo una herramienta técnica; también constituye un mecanismo institucional para reconocer el sufrimiento laboral. Ante la actual omisión de enfermedades mentales en el listado oficial español de enfermedades profesionales, este documento respalda las recomendaciones emitidas por la Organización Internacional del Trabajo para su inclusión.
El informe menciona datos extraídos del estudio PRESME, elaborado por un grupo experto en precariedad laboral y salud mental bajo la coordinación del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Este estudio analiza cómo las condiciones laborales afectan la salud mental entre los trabajadores españoles.
El documento “Trabajo y salud mental: hoja de ruta para las administraciones sanitarias en España” ha sido elaborado por el Ministerio de Sanidad a través del Comisionado de Salud Mental. Su desarrollo ha contado con la participación del Área de Salud Laboral junto a otras unidades ministeriales, así como expertos multidisciplinarios en salud mental, epidemiología y políticas públicas. Esta colaboración ha permitido crear una propuesta integral basada en evidencia para abordar los efectos laborales sobre la salud mental poblacional.
| Cifra | Descripción |
|---|---|
| 170,000 | Cuadros depresivos que podrían haberse evitado en 2022 por precariedad laboral. |
| 26% | Porcentaje de trastornos mentales comunes atribuibles a condiciones laborales adversas. |
| 60% | Porcentaje de trabajadores expuestos a condiciones psicosociales negativas que reportan síntomas de sufrimiento psíquico. |
La hoja de ruta propone un modelo que permite analizar el impacto de las condiciones laborales sobre el bienestar psíquico de la población, así como estrategias específicas para prevenir, detectar y atender los trastornos mentales derivados del trabajo.
El informe reconoce que el trabajo puede ser una fuente de bienestar en condiciones dignas, pero se convierte en un factor generador de sufrimiento psíquico y patología cuando se realiza en contextos de precariedad, sobrecarga, inseguridad o violencia.
Los principales riesgos psicosociales laborales incluyen altas exigencias emocionales, falta de autonomía, acoso e injusticia organizativa, los cuales están relacionados con problemas como ansiedad, depresión y trastornos del sueño.
Se establecen tres ejes de actuación: evaluación sistemática de las condiciones laborales del paciente, valoración de la sospecha de origen laboral del malestar y codificación en la historia clínica mediante códigos Z.
El sistema debe permitir una recogida y análisis sistemáticos de datos que visibilicen la carga real del problema y reconocer institucionalmente el sufrimiento laboral. Esto es crucial dado que actualmente no hay enfermedades mentales reconocidas oficialmente como enfermedades profesionales en España.
Entre los hallazgos se destaca que aproximadamente 170.000 cuadros depresivos podrían haberse evitado en 2022 si no existieran formas de precariedad laboral. Además, se estima que el 26% de los trastornos mentales comunes pueden atribuirse a condiciones laborales adversas.