En 2024, el desperdicio alimentario en España se ha reducido un 4,4%, alcanzando los 1.125 millones de kilos, según el informe anual sobre este tema. Esta disminución se atribuye a la Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario y a la campaña "Aquí no se tira nada", impulsada por el Ministerio de Agricultura. Luis Planas, ministro del área, destacó que esta ley fomenta un cambio estructural hacia un consumo más responsable y sostenible. El desperdicio per cápita ha bajado a 24,38 kilos por persona, consolidando una tendencia positiva desde 2020. Los hogares son responsables del 97,5% del desperdicio total, pero también son clave en la reducción de estos índices. A pesar de los avances, persisten desafíos como la gestión de frutas y verduras que siguen siendo altamente desperdiciadas.
La campaña «Aquí no se tira nada», impulsada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha logrado un avance significativo en la lucha contra el desperdicio alimentario en España. El ministro Luis Planas ha destacado que este esfuerzo se consolida con la reciente aprobación de la Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario en 2025, una normativa que representa una estrategia nacional para combatir el desperdicio y fomentar un consumo más eficiente y sostenible.
Según el informe anual sobre desperdicio alimentario, en 2024 se registró una disminución del 4,4% en el volumen de alimentos y bebidas desechados en comparación con 2023. Esto se traduce en la prevención de 51,54 millones de kilos o litros que habrían terminado en la basura. En total, el desperdicio alcanzó los 1.125 millones de kilos o litros, lo que representa una reducción acumulada cercana al 20% desde 2020.
El desperdicio per cápita se situó en 24,38 kilos o litros por persona, lo que refleja una tendencia a la baja sostenida a lo largo del tiempo. La tasa global de desperdicio descendió hasta el 3,7% del total de alimentos y bebidas adquiridos; es decir, por cada 100 kg o litros comprados, 3,7 fueron desechados.
Esta evolución favorable es atribuible a una combinación de políticas públicas, campañas de sensibilización y cambios en los hábitos sociales. Entre los factores clave destacan una mayor conciencia sobre el valor de los alimentos, el impulso del teletrabajo —que fomenta el uso de táperes— y una mejor planificación en las compras domésticas.
A pesar de ser responsables del 97,5% del desperdicio total (1.097 millones de kilos o litros), los hogares también juegan un papel crucial en el cambio hacia prácticas más sostenibles. En 2024, se registró un descenso de 48,9 millones de kilos o litros respecto al año anterior, marcando la cifra más baja desde que existen registros desde 2016.
"Cada kilo o litro salvado del cubo de la basura es una victoria colectiva", afirmó Planas. En términos específicos, el 77,6% del desperdicio doméstico corresponde a productos sin utilizar (851,5 millones), mientras que el restante 22,4%