Un alud de gran magnitud en la aldea de Tarsin, situada entre los estados de Darfur Central y Meridional en Sudán, ha dejado un saldo devastador de hasta mil muertos, según informes preliminares de la ONU. Este desastre natural ocurre en el contexto de una brutal guerra que ha desplazado a millones y llevado a comunidades al borde de la hambruna. La ONU ha expresado su compromiso de ayudar a los afectados, mientras que las organizaciones humanitarias enfrentan dificultades para acceder a la zona debido al conflicto. La situación resalta la urgente necesidad de asistencia humanitaria y acceso seguro para los trabajadores en el terreno.
Un devastador alud ha azotado la aldea de Tarsin, situada en la frontera entre los estados sudaneses de Darfur Central y Darfur Meridional. Las primeras evaluaciones indican que el desastre podría haber causado la muerte de hasta mil personas, según lo informado por el coordinador humanitario interino de la ONU en Sudán, Luca Renda.
En un comunicado emitido este martes, Renda aseguró que los organismos de socorro redoblarán esfuerzos para asegurar que la ayuda llegue a los afectados en esta remota localidad, ubicada en la cordillera de Jebel Marrah. El deslizamiento masivo de tierra fue provocado por varios días de intensas lluvias.
“Mis más sinceras condolencias a las familias de las víctimas y al pueblo de Sudán en este trágico momento”, expresó Renda, quien también destacó que la ONU y sus socios están movilizando recursos para apoyar a quienes han sufrido las consecuencias del desastre.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha calificado esta tragedia como “uno de los desastres más letales en la historia reciente de Sudán”. Este evento ocurre en un contexto marcado por una brutal guerra que ya ha desplazado a millones y ha llevado a comunidades enteras al borde de la hambruna.
Las montañas de Jebel Marrah, donde se produjo el derrumbe, se han convertido en un refugio para familias que escapan de la violencia en El Fasher y sus alrededores. La OIM enfatiza que esta situación es particularmente alarmante debido a las condiciones actuales del país.
A pesar del grave impacto del desastre, “la zona sigue siendo mayormente inaccesible para las organizaciones humanitarias, debido al conflicto y las restricciones vigentes”, advirtió Renda. Esto agrava aún más la situación crítica que enfrentan los afectados.
El comunicado subraya la necesidad urgente de garantizar acceso humanitario seguro, así como un incremento del apoyo necesario para atender a los damnificados. “El pueblo de Sudán no puede soportar solo este sufrimiento interminable”, enfatizó.
Tanto la OIM como otros actores humanitarios han hecho un llamado para permitir el acceso inmediato y sin obstáculos a las áreas impactadas por el alud. “Instamos a todas las partes involucradas en el conflicto a cumplir con sus obligaciones bajo el derecho internacional humanitario y asegurar la seguridad tanto de los trabajadores humanitarios como de los civiles”, concluyó Renda.
Un enorme alud golpeó la aldea de Tarsin, en la frontera entre los estados sudaneses de Dafur Central y Darfur Meridional, provocando la muerte de hasta mil personas según evaluaciones preliminares.
El deslizamiento masivo de tierra fue causado por varios días de fuertes lluvias en la región.
Las agencias humanitarias de la ONU han expresado su compromiso de garantizar que la ayuda llegue a las personas afectadas, movilizándose para brindar apoyo a la población damnificada.
La tragedia ocurre en medio de una brutal guerra que ya ha desplazado a millones de personas y dejado a comunidades al borde de la hambruna, complicando aún más el acceso humanitario a las zonas afectadas.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha instado a todas las partes en el conflicto a permitir un acceso inmediato y sin trabas a las zonas afectadas, asegurando la seguridad de los trabajadores humanitarios y los civiles.