España enfrenta una grave emergencia climática, evidenciada por las recientes lluvias torrenciales en Tarragona, Castelló y València, que siguen a un verano marcado por olas de calor extremo y devastadores incendios forestales. Greenpeace alerta sobre la creciente frecuencia e intensidad de estos fenómenos, que ya han causado miles de muertes y grandes pérdidas materiales. La organización exige medidas urgentes del Gobierno y la Unión Europea para abandonar los combustibles fósiles, acelerar la transición hacia energías renovables y adoptar soluciones basadas en la naturaleza para mitigar el impacto del cambio climático. La necesidad de un Pacto de Estado por la emergencia climática es crucial para proteger tanto a las generaciones actuales como futuras.
Las lluvias torrenciales que actualmente azotan Tarragona, Castelló y València, extendiéndose hacia las Islas Baleares, son un nuevo indicativo de la grave crisis climática que enfrenta España. Según Greenpeace, los efectos más severos del cambio climático se han convertido en una constante en el país. Este verano, España ha sido testigo de eventos climáticos extremos, incluyendo 33 días de olas de calor que resultaron en aproximadamente 2.800 muertes evitables, así como la devastación de más de 400.000 hectáreas y la pérdida de 9 vidas a causa de incendios forestales. Las recientes lluvias torrenciales del otoño han cobrado ya dos vidas en Catalunya, afectando a municipios como Pauls (Tarragona), que anteriormente sufrieron por las llamas y ahora enfrentan el riesgo de inundaciones.
Greenpeace subraya que la secuencia de fenómenos extremos no es mera casualidad, sino el resultado directo de un modelo socioeconómico dependiente del carbón, petróleo y gas, que continúa alimentando la emergencia climática. Mientras los ciudadanos padecen las consecuencias, las grandes corporaciones energéticas planean incrementar su extracción y beneficios sin considerar los daños causados.
Pedro Zorrilla, responsable de cambio climático en Greenpeace, afirma: «No hay duda: estamos viendo impactos cada vez más frecuentes y destructivos. La adaptación es ya inaplazable, pero sin reducir drásticamente las emisiones será imposible protegernos». Esta situación resalta la necesidad urgente de un Pacto de Estado por la emergencia climática, que debe basarse en la ciencia y contar con la participación ciudadana para establecer compromisos ambiciosos que aborden tanto la reducción de emisiones como la adaptación a los nuevos desafíos climáticos.
Greenpeace hace un llamado al Gobierno español y a la Unión Europea para implementar medidas urgentes y ambiciosas:
La comunidad científica advierte: cada décima de grado es crucial. Adaptarse no es suficiente; es esencial eliminar nuestra dependencia de los combustibles fósiles y proteger nuestros ecosistemas.
"La crisis climática no es inevitable. Sabemos qué hacer: reducir emisiones, proteger ecosistemas y priorizar la vida sobre los beneficios económicos de las petroleras. Las acciones necesarias deben aplicarse con justicia social para beneficiar a toda la ciudadanía. El Gobierno debe decidir su postura", concluye Greenpeace.
| Descripción | Cifra |
|---|---|
| Días de olas de calor | 33 |
| Muertes evitables por olas de calor | 2,800 |
| Hectáreas arrasadas por incendios forestales | 400,000 |
| Fallecidos por incendios forestales | 9 |
| Vidas perdidas en Catalunya por lluvias torrenciales recientes | 2 |
Las lluvias torrenciales están afectando a Tarragona, Castelló y València, y se desplazan hacia las Islas Baleares, lo que representa un aviso sobre la grave crisis climática que enfrenta el país.
Este verano, España ha sufrido 33 días de olas de calor, resultando en aproximadamente 2.800 muertes evitables, más de 400.000 hectáreas arrasadas por incendios forestales y al menos 9 fallecimientos debido a estos incendios.
Las lluvias torrenciales pueden agravar los impactos post-incendio, como la contaminación del agua por cenizas y procesos erosivos que pueden llevar a deslizamientos y derrumbes.
Greenpeace exige un plan para abandonar los combustibles fósiles, acelerar la transición hacia energías renovables, implementar soluciones basadas en la naturaleza para adaptarse a fenómenos extremos y comenzar una transición agroecológica.
Greenpeace enfatiza que cada décima de grado cuenta y que es imprescindible reducir la dependencia de los combustibles fósiles y proteger la naturaleza para evitar impactos climáticos más severos.