Asd


www.elfaro.es
Mantener un hogar hoy: más caro, más difícil, más justo
Ampliar

Mantener un hogar hoy: más caro, más difícil, más justo

viernes 30 de mayo de 2025, 10:00h

Escucha la noticia

La vida en el hogar, ese espacio donde descansamos, cocinamos y construimos nuestra rutina diaria, se ha convertido en un campo de batalla económico. En 2025, el coste de mantener una vivienda digna y funcional no solo ha subido, sino que lo ha hecho de forma sigilosa, disfrazado de subidas progresivas, cargos invisibles y una sensación constante de inestabilidad financiera. Y lo peor de todo, lo aceptamos casi sin protestar.

Lo básico ya no es tan básico

Pongamos el foco en lo esencial: electricidad, gas, agua, alimentos y conexión a internet. En teoría, deberían ser gastos previsibles, fáciles de manejar. Pero basta con abrir las últimas tres facturas de servicios para darse cuenta de que las cosas no encajan. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la factura eléctrica ha subido un 15,2% interanual, mientras que el agua y el gas no se han quedado atrás, con aumentos del 3% y 11%, respectivamente. Y no, no estamos usando más, simplemente pagamos más por lo mismo.

¿Y qué pasa con la compra del supermercado? Ahí el golpe es más silencioso. Muchos consumidores han notado que compran menos pero pagan lo mismo. Esto tiene un nombre: reduflación. Las marcas reducen el contenido de sus productos pero mantienen o incluso aumentan su precio. Una bolsa de galletas que antes traía 300 g ahora tiene 250 g, pero sigue costando 2,49 €. Y lo peor es que sucede en productos de uso diario: cereales, yogures, papel higiénico.

El consumidor atrapado: ¿comprar o resistir?

Aquí es donde se enciende la alarma. El consumidor medio está cada vez más obligado a priorizar entre necesidades. A veces, hasta la conexión a internet, indispensable para trabajar o estudiar, se convierte en un gasto que se evalúa con pinzas. Y es ahí cuando surgen las soluciones rápidas: tarjetas de crédito con intereses escondidos, líneas de financiación por parte de tiendas o, en muchos casos, préstamos rápidos que prometen dinero fácil en minutos.

Claro, suenan tentadores, sobre todo cuando una nevera se rompe o llega una factura de luz imposible de pagar. Pero hay que decirlo con claridad: estas herramientas tienen un alto coste. Aunque ofrecen ventajas como la inmediatez o la accesibilidad sin aval, las desventajas no son menores. Muchas de estas opciones vienen con tasas de interés que superan el 20% anual, lo cual puede llevar a una espiral de endeudamiento de la que es muy difícil salir. Aquí puedes ver más información útil sobre los [préstamos rápidos].

Compras urgentes, decisiones apresuradas

Uno de los grandes problemas actuales es cómo las decisiones de compra se toman cada vez con menos margen. El consumidor no solo se enfrenta a precios más altos, sino también a un bombardeo de ofertas, descuentos y plazos limitados. “Última unidad disponible”, “solo hoy” o “envío gratis por una hora” son frases que crean presión, urgencia... y, muchas veces, compras que no estaban previstas.

Y, claro, una compra impulsiva puede parecer pequeña; una batidora nueva, una lámpara que “estaba bien de precio”, pero cuando se acumulan en la tarjeta de crédito o se financian a través de créditos al consumo, se convierten en una carga pesada. A largo plazo, esas decisiones erosionan el presupuesto familiar, sobre todo en hogares donde cada euro cuenta.

¿Qué se puede hacer? Estrategias reales para consumidores reales

No todo está perdido, pero hace falta recuperar el control. Aquí van algunas acciones útiles:

  • Llevar un registro detallado de gastos fijos mensuales, incluidos los cargos automáticos.
  • Comparar tarifas de servicios esenciales cada seis meses, ya que muchas empresas ofrecen descuentos a nuevos clientes.
  • Evitar créditos inmediatos sin leer la letra pequeña; muchos terminan costando el doble.
  • Planificar las compras del hogar, hacer listas semanales y evitar supermercados sin objetivos claros.
  • Revisar herramientas públicas como la OCU o FACUA para conocer los derechos del consumidor ante prácticas abusivas.

Porque sí, mantener un hogar hoy es más caro que nunca, pero no estamos indefensos. La información, bien usada, puede ser una forma de resistencia. Y como consumidores, también tenemos el poder de presionar, exigir transparencia y tomar decisiones más conscientes.

Es momento de cambiar el enfoque. No se trata solo de sobrevivir económicamente, sino de vivir con dignidad en nuestro propio hogar. Y aunque el panorama no es fácil, aún hay margen para la acción informada, crítica y decidida.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios