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organizacion meteorologica mundial

08/08/2025@13:09:07

El calor extremo continúa afectando a cientos de millones de personas en todo el mundo, con temperaturas peligrosamente altas que superan los 42°C en varias regiones. La Organización Meteorológica Mundial advierte sobre la importancia de las alertas y planes de acción ante este fenómeno, que se agrava por incendios forestales y mala calidad del aire. En Irán e Iraq, las temperaturas han alcanzado más de 50°C, causando interrupciones en servicios esenciales. Japón ha registrado un récord nacional de 41,8°C, mientras que Europa enfrenta olas de calor y incendios devastadores. Se estima que entre 2000 y 2019 hubo cerca de 489.000 muertes anuales relacionadas con el calor, muchas de las cuales son evitables con medidas adecuadas.

Un nuevo estudio confirma que 2023 fue el año más cálido registrado, con una temperatura media global cercana a la superficie de 1,45 °C por encima de los niveles preindustriales. Según la Organización Meteorológica Mundial, una vez más se han batido récords con respecto a los niveles de gases de efecto invernadero, las temperaturas en superficie y en los océanos, el aumento del nivel del mar y el deshielo.

El año pasado, la temperatura media mundial superó en aproximadamente 1,11 °C los niveles preindustriales (1850-1900). Los siete años más cálidos se han dado todos desde 2015, y los tres primeros lugares de la clasificación corresponden a 2016, 2019 y 2020. Nos acercamos peligrosamente al límite inferior del Acuerdo París para frenar el calentamiento global.

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La Niña se produce por un enfriamiento a gran escala de la superficie oceánica de la parte central y oriental en la región ecuatorial del Océano Pacifico, unido a cambios en la circulación atmosférica tropical, es decir, vientos, presión y precipitaciones.

El registro tomado en Siberia durante el verano de 2020 hace “saltar las alarmas” sobre la evolución de las condiciones climáticas. La agencia de la ONU que analiza los fenómenos meteorológicos entiende que la temperatura es “más propia del Mediterráneo que del Ártico” y, a su vez, examina otras máximas pendientes de confirmación.