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España a por el Mundial de Rugby más de dos décadas después
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España a por el Mundial de Rugby más de dos décadas después

lunes 14 de marzo de 2022, 16:32h

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Más de dos décadas después de su primera y única comparecencia en la mejor competición del planeta oval, la selección española de rugby se ha ganado de nuevo el derecho a codearse con la flor y nata de este deporte después de noquear en un vibrante, igualado y agónico encuentro a Portugal (33-28).

El combinado que dirige Santi Santos no ha dejado escapar la oportunidad que le brindó ayer Georgia con su triunfo en Bucarest sobre Rumanía y ha sellado su pasaporte al Mundial de Francia del año próximo en el primer matchball de los dos que disponía para hacerlo.

El destino ha querido que la víctima propiciatoria de España hayan sido los Lobos lusitanos, curiosamente el mismo equipo al que hubo de doblegar hace la friolera de 24 años en Murrayfield, la meca del rugby escocés, para obtener por vez primera la clasificación mundialista para un torneo, el disputado en 1999, que, como si se tratara del Día de la Marmota, también se desarrolló al otro lado de los Pirineos, amén del Reino Unido e Irlanda.

De este modo, Georgia y España, por este orden, serán quienes ocupen las dos plazas mundialistas directas del continente europeo tras encabezar, a falta de una jornada, la clasificación global del Rugby Europe Championship 2021 y 2022. La tercera plaza, que da derecho a disputar una repesca en noviembre, recaerá, salvo hecatombe improbable, en los Robles rumanos, que tan sólo deberán superar a Países Bajos en Ámsterdam el sábado próximo, un día antes de que el XV del León cierre su participación en este torneo visitando a Georgia en Tbilisi, en un duelo en el que ambas selecciones se jugarán el título continental. A la escuadra hispana, líder en este momento del presente ejercicio, le bastaría con arañar un empate ante los Lelos para proclamarse por primera vez reyes del Europa, puesto que nunca hasta la fecha ha conquistado el Seis Naciones B.

El partido arrancó a ritmo de látigo. La oval oscilaba sin dueño claro de un campo al otro, tratando ambas escuadras de vislumbrar por dónde podían meterse mano. Fue Portugal quien puso el corazón en un puño a las pobladas gradas del Central con una primera incursión seria a la zona de marca hispana, forzando una touche defensiva que Manu Ordás resolvió con una acertada patada alejando el peligro.

Eso no evitaría el primer mordisco del XV luso, en forma de un golpe de castigo lejano que el medio melé Samuel Marques no desaprovechó. Sería la primera vez que el combinado visitante llegó a tomar la delantera en el luminoso de un Central que apoyó hasta la extenuación al equipo de Santos. España no dejó apenas saborear esa renta a los de Lagisquet y de inmediato Jon Zabala rompía la línea defensiva portuguesa para adelantar a los rojos. Pero de nuevo los lusos aprovecharon un error en la recepción de una patada a seguir por parte de los locales para articular una brillante acción ofensiva por el lado abierto que culminó el zaguero Simao Bento con el primer posado visitante de la mañana.

España sabía que no podía dar cuartelillo a Portugal y su delantera conectó el turbo. Quercy empujó como un bisonte tras la primera touche maul local y no se detuvo hasta posar la oval en la línea de marca forastera. El partido, ahora sí, empezó a cobrar aroma hispano. Superado ese primer cuarto de hora de nervios, los de Santi Santos comenzaron a desplegar su juego alegre a la mano con la celeridad y precisión de la que vienen haciendo gala en este Europeo. Minguillón rozó el tercer ensayo, pero la acción ofensiva prosiguió con nuevas fases buscando la penetración del pack español. Fue Marco Pinto quien activó en la línea de cinco el poderío de la infantería roja echando abajo la pantalla defensiva lusitana.

El equipo de las Quinas no estaba dispuesta a vender la piel del lobo tan fácilmente y volvió a la carga con la clara intención de no dejar a su rival marcharse al descanso con una ventaja cómoda. En esta ocasión no se sirvió de sus tres cuartos y tiró de su pack para forzar una acción de ataque en la que logró enganchar varias fases hasta que el centro Bettencourt consiguió colarse por un hueco de la retaguardia española para volver a colocar a Los Lobos en el cogote de su rival.

Hubo, sin embargo, una nueva contrarréplica española, en forma de touche maul, permitiría a los de Santi Santos recoger una nueva y valiosísima cosecha con el empuje ulterior de todo el pack, escoltando a un Marco Pinto erigido en un Leviatán imparable que no se detuvo hasta colocar otros cinco puntos en el luminoso.

El Mundial estaba un poquito más cerca, pero había que ponerle la cinta de regalo para la afición y amarrarla bien fuerte para que se escapara por una rendija inesperada. Cada metro ganado era oro, cada posesión era un potosí de incalculable valor y cada patada a palos una vía utilísima para seguir abriendo brecha en el luminoso y, por encima de todo, para mantener a raya a un enemigo que no iba a dejar de pelear hasta el silbato final.

Manu Ordás inició el baile de pateadores transformando el primer golpe de castigo del que dispuso España en la reanudación, al que respondió sin solución de continuidad Marques en las filas lusas. De nuevo el apertura del Bayona activó su pierna derecha para meter ensayo y medio de distancia sobre los de Lagisquet, quien prefirió que los suyos siguieran respondiendo a los intentos de fuga en el marcador del XV del León con los certeros golpes de su medio melé.

Golpes de castigo al margen, España tenía claro que la clave en el tramo final del emocionante choque los Lobos activaran su veloz línea de tres cuartos, y para ello había que redoblar los esfuerzos en la vigilancia de la zona de 22. Eso y neutralizar sus touches. Patada a patada, melé a melé, ruck a ruck, el XV del León se fajó con la gallardía y el coraje que exigía una batalla de tamañas proporciones.

Ambas escuadras entraron en una última fase intensa de toma y daca en la que los nervios provocaron numerosas imprecisiones en las entregas por ambos bandos. El reloj avanzaba inexorable y hacía falta un último posado para cortar definitivamente el apetito a unos Lobos aún con hambre de Mundial. Eso o aguantar de manera titánica el empuje de su caballería ligera. El desesperado asedio lusitano obligó a España a optar por la vía defensiva. De nada sirvió el ensayo postrero de Madeira, ya con el tiempo cumplido. El XV del León tenía ya los dos pies metidos en territorio francés.

Así las cosas, España tiene por delante un año y medio para preparar la que será su anhelada rentreé mundialista tras una interminable espera de 24 años. El día D será el 9 de septiembre de 2023, y la hora H, las 15:30. El lugar, el estadio Matmut-Atlantique de Burdeos, y el enemigo a batir, la República de Irlanda, la primera de las tres escuadras a las que deberá medir sus fuerzas dentro del grupo B. Las otras dos serán Sudáfrica y Escocia, que casualmente ya se cruzaran en el camino del XV del León en 1999. En cualquier caso, ya habrá tiempo de pensar en ellos. Ahora es tiempo de regocijarse. El largo sufrimiento y los muchos sinsabores acumulados a lo lardo de más de dos décadas bien lo merecen.

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