La rápida intervención de los agentes permitió que una de las víctimas fuera liberada nada más llegar a España, incluso antes de conocer cuál iba a ser su destino real.
Una vez llegaban a España eran trasladadas a un club de alterne en la provincia de Zamora donde las obligaban a ejercer la prostitución hasta pagar la deuda adquirida, que ya en ese momento ascendía a 4.000 euros.