La violencia sexual en Sudán ha aumentado alarmantemente, con un incremento del 288% en un año, según informes de expertos. Este aumento se produce en el contexto de una crisis de desplazamiento masivo, donde más de doce millones de personas han sido forzadas a abandonar sus hogares debido al conflicto. Las mujeres y niñas son las principales víctimas de esta violencia, enfrentando traumas y estigmas severos. Organizaciones apoyadas por la ONU trabajan para ayudar a las mujeres sudanesas, quienes, a pesar de las adversidades, demuestran resiliencia y liderazgo en la búsqueda de paz. La situación es especialmente crítica en regiones como Darfur, donde los casos de secuestro y abuso son comunes.
En el contexto de la crisis de desplazamiento más severa del mundo, Sudán enfrenta un alarmante aumento en la violencia sexual, particularmente contra mujeres y niñas. Según un informe de expertos, este tipo de agresiones ha crecido un 288% en solo un año, aunque se estima que la cifra real podría ser aún mayor debido a que muchos casos no son documentados. Actualmente, más de doce millones de personas han sido forzadas a abandonar sus hogares a causa del conflicto.
Las mujeres no solo son víctimas en esta situación; también se han convertido en líderes y activistas, proporcionando servicios esenciales en medio de una crisis humanitaria sin precedentes. La violencia persiste en diversas regiones del país, afectando desproporcionadamente a los grupos más vulnerables.
El Fondo para la Paz y ONU Mujeres están colaborando con organizaciones locales para abordar el problema de la violencia sexual. Marwa, representante de una de estas entidades, describió la situación como “sin precedentes”, donde las mujeres enfrentan un sufrimiento inmenso debido al desplazamiento y la pérdida de sus bienes y familias.
A pesar de las historias desgarradoras que incluyen secuestros y abusos sexuales, las mujeres están demostrando una notable resiliencia e intentando participar activamente en el proceso de paz. La guerra ha devastado sectores económicos vitales, dejando a muchas sin medios de subsistencia. “Las personas han perdido todas sus fuentes de ingresos, pero el impacto es más severo en mujeres y niñas”, explicó Marwa.
La escalada de la violencia de género ha dejado profundas cicatrices. “La violencia sexual ha aumentado drásticamente y las mujeres ahora sufren traumas y estigmas asociados”, afirmó Marwa. Los recientes casos de niñas secuestradas reflejan una realidad aterradora donde muchas son obligadas a casarse o sometidas a esclavitud sexual.
Estas prácticas no solo buscan despojar a las víctimas de su dignidad, sino que también representan un ataque directo a la estructura social conservadora del país. “Secuestrar a una niña es uno de los pecados más atroces”, subrayó Marwa, quien enfatizó que estos actos tienen como objetivo debilitar moralmente a las comunidades.
Las atrocidades se concentran especialmente en Darfur y en la frontera con Chad, donde la situación es crítica. Marwa calificó esta región como una vergüenza para la humanidad. Un informe reciente indica que entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024, la violencia sexual aumentó un 288%, aunque se reconoce que muchos casos no llegan a ser reportados por el estigma social que rodea estos delitos.
"Hay historias desgarradoras sobre mujeres que han decidido suicidarse debido al estigma asociado con la violación", relató Marwa. Las víctimas no discriminan por edad; desde jóvenes hasta abuelas han sido objeto de estos abusos. “Este tipo de historias son realmente tremendas y continúan ocurriendo”, concluyó.
A pesar del doloroso panorama, Marwa envió un mensaje alentador a las niñas y jóvenes: “Sigan adelante, sigan trabajando: emprendan iniciativas concretas y tengan la convicción de que están construyendo la paz”. Este llamado resuena como un faro de esperanza en medio del caos.
*Marwa prefirió usar este nombre ficticio por razones de seguridad.
La violencia sexual ha aumentado un 288% entre diciembre de 2023 y diciembre de 2024, aunque se estima que la cifra real podría ser mucho mayor debido a que solo se basa en los casos documentados.
Las víctimas son casi en su totalidad mujeres y niñas, quienes enfrentan un sufrimiento inmenso agravado por el desplazamiento y la pérdida de sus hogares.
El Fondo para la Paz y ONU Mujeres apoyan organizaciones que trabajan con grupos locales de mujeres sudanesas para ayudar a combatir el flagelo de la violencia sexual.
Las mujeres están desproporcionadamente afectadas por el conflicto, soportando el peso de mantener unidas a sus familias y proveer alimentos, mientras enfrentan altos niveles de violencia y abuso sexual.
Las víctimas sufren traumas y estigmas. Hay relatos de mujeres que han decidido suicidarse debido al estigma asociado con la violación.
Marwa, representante de una organización local, les pidió a las niñas y jóvenes que "sigan adelante" y emprendan iniciativas concretas para construir la paz.