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A las derechas se les cae la careta
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(Foto: PP)

A las derechas se les cae la careta

Por José Luis Úriz Iglesias
jueves 11 de mayo de 2023, 21:07h

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En las próximas elecciones, tanto las de mayo como las de diciembre, la ciudadanía que vaya a votar, por encima de 25 millones, no se va a poder llamar a engaño ya que esta vez sí lo hará consciente de a quién y qué vota.

Lo que supondrá votar a las izquierdas ha quedado claro durante los últimos cuatro años. Si dan los números habrá de nuevo un gobierno de coalición de PSOE con UP o Sumar que volverá a pactar para las cuestiones esenciales con el resto de las izquierdas, ERC, Bildu y BNG, más los progresistas de PNV.

Este gobierno seguirá la senda trazada esta legislatura de aprobar decretos y leyes encaminados a proteger a los más vulnerables y afrontará la crisis provocada por lo que quede de guerra en Ucrania de la misma manera.

Probablemente aprovechará los próximos cuatro años para afrontar la solución del único reto pendiente que nos dejó la Transición, las tensiones centro-periferia, de una manera justa, democrática y equilibrada.

Por último tendrá que afrontar de la misma manera el reto del cambio climático, especialmente la sequía derivada del mismo, con un reparto justo del agua que cada vez es más escasa.

Siempre con la bandera (en eso tiene razón la señora Ayuso) de la justicia social.

Que les quede muy claro a los votantes de las diferentes izquierdas que ese será sin duda el camino a recorrer. En definitiva culminar el emprendido en esta legislatura.

En la otra orilla, las derechas de PP, VOX, UPN, Foro de Asturias, o Coalición Canaria, aunque ya habían enseñado la patita especialmente los segundos, en estos instantes durante los últimos meses al sentirse ya ganadores han tenido que quitarse definitivamente que la careta, especialmente un PP que ha abandonado sus veleidades centristas de la época de Casado para mostrase tal y como es; de derechas de toda la vida.

Incluso se debe agradecer a una lenguaraz Isabel Díaz Ayuso que, dirigida por el gran gurú de esas derechas, Miguel Ángel Rodríguez, se haya mostrado en los últimos tiempos en su estado puro y duro.

MAR es un personaje peculiar, el más listo de la clase, aleccionado por un Steve Bannon con quien comparte charlas habituales, empapado hasta la médula del espíritu de Trump.

Así sólo en los últimos 15 días nos ha deleitado con lo mejor de su repertorio de derechas. Consciente de que estas deben poseer el poder de manera natural ha protagonizado dos episodios clarificadores.

El primero en la recepción que la Comunidad Autónoma de Madrid, o sea ella, dio con motivo de la fiesta del 2 de mayo. Ella y sólo ella decidía quién estaba en un lugar u otro ignorando protocolos, decretos, o normas de buena educación y cortesía.

Así el pobre Bolaños que acudía en representación del presidente del Gobierno se quedó sin su lugar en el escenario, cayendo en una trampa ya prevista.

El segundo hecho fueron sus declaraciones unos días más tarde, en las que aseguraba que la "justicia social" era una bandera de la izquierda que no iba con ella.

Gracias Ayuso por quitarte la careta y mostrar a la derecha de este país tal y como es, la más reaccionaria de la UE.

Abducido por su espíritu y habiendo quedado pequeñito en dicha recepción subido al escenario preguntándose; "y yo qué pinto aquí", Núñez Feijóo se echó al monte en una conspiratoria reunión con fiscales conservadores asegurando que si llegaba a la Moncloa derogaría todas las leyes aprobadas por el gobierno progresista.

Olé Feijóo, al menos los pensionistas tenemos claro que ya no nos subirán el IPC, recordaremos el 0,25 de Rajoy, los más desfavorecido sabrán que no tendrán medias de apoyo y ayuda como los ERTE, el IMV, el incremento del salario mínimo, la reforma laboral, etc., la ciudadanía tendrá claro que no se intentará controlar la inflación a costa de los más desfavorecidos, o se controlarán los precios de los alquileres o el precio de los pisos.

Eso sí, los más ricos no verán mermados sus ingresos, la gran banca funcionara sin control de sus beneficios, las eléctricas igual y los grandes monopolios internacionales vivirán una época dorada con él.

Por último también las mujeres tienen ya suficientemente claro que con ellos no se batallará por la igualdad, por respetar sus derechos como el del aborto, o se tomarán medidas contra la violencia sobre ellas y las minorías LGTBI volverán a la casilla de salido.

Gracias también Feijóo por dejarnos todo muy clarito.

En mi época se solía decir que "no hay cosa más tonta que un obrero de derechas". Cabe aplicar este dicho popular a este instante en el que todo ha quedado suficientemente clarificado.

Quizás sólo añadir, que también alguien de izquierdas que no acuda a las urnas a votar entra en ese calificativo.

Votar a PSOE, a Sumar o Podemos, a Más Madrid, en Valencia Compromis, en Euskadi PNV o Bildu, Catalunya ERC, Galicia BNG, etc.

Esa probablemente sea más que nunca la clave, la participación de las gentes progresistas y de izquierdas.

Pero esta vez con el agravante de que sabemos de una manera absolutamente clara lo que supone votar a cada cual y sus consecuencias. Vamos a votar sin engaños, sin trampa ni cartón.

Veremos.

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