Un mafioso, acusado de crímenes financieros de estado y relacionado con cuentas del banco vaticano de carácter oscuro, un prepotente, financiador de la mafia y sicarios, un depravado sexual que se acostaba con menores y ya no seguimos más, se le encumbra y se le da bombo y platillo por los canales internacionales de occidente, un hombre que hirió e hizo daño a mucha gente.
Se le aplaude y se le hace un funeral de estado cuando lo que se debería es anularlo y que no se hablara de él jamás.
Otros, sin embargo, como Gorbachov, no tuvo funeral de estado y poco o casi nada de protagonismo, dado que su interés era la paz y el desarme nuclear.
Otros, como Julián Assange, se pudren en cárceles y en el anonimato porque han expresado sus ideas en las que denunciaban los crímenes perpetrados de un país contra otro.
Otros, determinados Jueces, han sido apartados sutilmente de su carrera judicial por luchar contra los crímenes del franquismo.
En el caso de algún médico que luchó por la sanidad pública, tampoco se le apoyó desde ningún medio, empresas o bien estamentos políticos.
Un periodista español lleva más de un año encarcelado en Polonia, territorio Unión Europea sin que haya tenido juicio ni que todavía se hayan levantado cargos contra él.
Podríamos seguir y la lista sería interminable, pero lo cierto es que hay medios que ponen como referentes a criminales y anulan o si pueden eliminan a los verdaderos ejemplos.
Esto dicho hoy aquí debería bastarnos simplemente a modo de reflexión sobre en qué mundo vivimos, hacia dónde vamos y qué estilo de vida deberíamos de tomar cada uno, ya que no es una cuestión baladí el dejar o permitir que estas cosas raras estén sucediendo a nuestro alrededor y nosotros no hacer nada porque con esa actitud estamos eligiendo que nos gobiernen criminales de guante blanco.
Si (
No(
