Esto es este equipo, liderado por David Martín y su staff con el brazo ejecutor de del capitán Felipe Perrone en el agua. Este martes han levantado el título de campeones de Europa ante una gran Croacia, en su casa y con todo a favor y con dos goles últimos de Álvaro Granados, el rey del continente ¡Magic Granados! ¡Mágica, España!Esto es este equipo, liderado por David Martín y su staff con el brazo ejecutor de del capitán Felipe Perrone en el agua. Este martes han levantado el título de campeones de Europa ante una gran Croacia, en su casa y con todo a favor y con dos goles últimos de Álvaro Granados, el rey del continente ¡Magic Granados! ¡Mágica, España!
Esta noche en Zagreb habríamos llenado por lo menos diez piscinas como la del Mladost, que se quedó demasiado pequeña en un país que lleva el waterpolo en la sangre. Familias enteras con el gorro, la camiseta y la bufanda de Croacia dos horas antes en un fervor patriótico excepcional para ver el que es hoy, claramente, el mejor partido del planeta: Croacia-España.
Había curiosidad por ver la primera parada de Unai y el primer gol de Croacia, cómo sonarían ambos hechos. Ocurrió lo segundo porque perdimos el primer sprint y nos pitaron penalty y expulsión a los 18 segundos. Marcó Zuvela. Aquí no nos iban a regalar ni el saludo. Sanahuja, en uno más, empataba la cosa con la caldera empezando a hervir. También marcaba Bukic y esto, realmente, era otra historia respecto a Italia. Ya habían marcado los croatas a España, en menos de dos minutos, más goles que Italia en 26.
Empataba Granados en superioridad, pero Croacia quería dominar todo, el juego y el marcador. La mejor noticia no es solo que Munárriz pusiese por delante a España, es que Unai empezaba a calentar motores con dos paradas de las suyas. Una pérdida volteó el marcador (4-3) y el público empezó a delirar cuando quedaban aún 29 minutos de partido, todo un mundo. Croacia nos metía un 3-0 jugando ‘a lo España’, robo, velocidad y gol. Martín paraba la primera sangría del partido y cerrábamos con un abultado 5-3.
HABÍA QUE CERRAR LA PORTERÍA
Mucho trabajo por delante en la bancada. Habíamos recibido demasiados goles en tan poco tiempo en una final. Y Bukic nos seguía haciendo mucho daño en superioridad (6-3). Munárriz tiró de casta navarra y recortó, pero la sensación era peligrosísima. Menos mal que Unai decía “ya está, cerramos” y Larumbe conectaba un misil, pero replicaba el gran Bukic en superioridad. Primera conexión dentro con Bustos antes del descanso y gol. Nos estaba faltando ese pase interior (7-6).
Tras el descanso largo, el 7-7 de Bernat Sanahuja fue una obra de arte yéndose de dos marcadores. Croacia ya sentía el aliento de España y el público apretaba mucho. Fue un tercer cuarto extraño, no llegaban los goles, se cerraban las defensas, el cansancio hacía mella y empezaba a faltar el oxígeno en esas alturas de partido. A 3 segundos del final del tercer cuarto llegó ese gol de los llamados psicológicos de Fatovic que ponía a Croacia dos arriba (10-8) y obligaba a España a un sobreesfuerzo titánico.
Bernat, a solo cuatro minutos del final, nos ponía a uno (10-9). El infierno quemaba tanto que parecía la cueva de Mordock, pero a nuestro favor porque Granados ponía el empate en superioridad a 1.37 ¡Qué final! Y, de repente, se para el mundo: qué revés de Granados, por Dios, 10-11 a 48s del final y tiempo muerto de Tucak. Increíble. No podían estos croatas, final, final, final...
Si (
No(
