El próximo 17 de octubre, casualmente día de mi cumpleaños, se cumple 10 años, número redondo, de la celebración en 2011 de la que se denominó “Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián”.
Una de las frases más reconocidas de la historia del cine, es la que pronuncia el desamparado alienígena de E.T. apuntando con su dedo luminoso al espacio: “Teléfono, mi casa”.
Existe un debate sobre si en la sociedad actual existe libertad de expresión o no. En esta reflexión infrinjo de nuevo la norma de no hablar en primera persona, pido excusas por ello.
Vergüenza tienen que estar pasando los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cuando ven a una delegada sordomuda y a un presidente del perpetuo socorro que no mueven ficha. Tristeza me da querer ser lo que no puede ser, una autonomía.
Ayer, la que fuera Consejera de Educación, Cultura, Deportes y Juventud del Gobierno del Principado de Asturias y actualmente consejera del Estado de España, patinó con una publicación en la que afirmaba que “Los varones homosexuales no corren peligro en Afganistán”.
El pasado día 20 en comparecencia ante la prensa, el Vicepresidente de Castilla-León, Francisco Igea, pronunció una de esas frases memorables, que además sintetiza todo lo ocurrido en estos 17 mese de pandemia.